El convenio colectivo se configura como uno de los principales baluartes que tenemos el conjunto de trabajadores/as donde rigen nuestras condiciones de trabajo y, por extensión, parte de nuestras condiciones de vida.
Una vez atrás los tortuosos años pasados esperamos que nuestra empresa nos dedique una parte importante de los beneficios obtenidos que para eso hemos sido los que en buena liz los hemos generado.
Para CSI es fundamental, en esta negociación, pasar por un incremento salarial sustancial en conceptos fijos y variables y la inclusión de otros nuevos, reducir los días de presencia en fábrica, hacer una revisión del articulado del convenio del sistema organizativo, mejorar aspectos de conciliación, crear compromisos de empleo estable e indefinido, eliminar la categoría de acceso para las nuevas incorporaciones, limitar la subcontratación y las flexibilidades, garantias de permanencia para trabajadores especialmente sensibles o de capacidad disminuida, mejorar y adaptar la jubilación parcial, compromisos en formación y en seguridad, mejoras en ventajas sociales, en promoción profesional, etc.etc.
Si queremos aspirar a unas mejores condiciones de trabajo y de vida, no nos queda más remedio que organizarnos y pelear. En este terreno está todo inventado.
Pretender resaltar la necesidad de prorrogar el actual convenio sería un error mas que considerable. Y si para ello se están escudando en la incertidumbre de la reparación del horno en Arbós, pues ya supondría la incoherencia en grado sumo. Sería asumir un chantaje a la plantilla y justificar otra vuelta de tuerca sobre los derechos de todos.
Y, a menos que nos tomen por idiotas, no pueden pretender que nos creamos que el futuro de cualquier línea de negocio depende de la firma de un convenio o de los recortes que puedan hacerse en nuestros derechos y salarios.
El futuro y las inversiones en estas multinacionales juegan en otro plano, en otras esferas. Y ya nos han engañado en el pasado tantas veces que sería una insensatez por nuestra parte volver a tropezar otra vez en la misma piedra.
La experiencia demuestra que es mejor una negociación normal, con luz y taquígrafos, que una clandestina disfrazada de prórroga o de pantomima.
Desconocemos la estrategia a emplear por la empresa. Si querrán relantizar la negociación aún mas, pensando en el desgaste a los/as representantes y trabajadores/as para que cedamos y nos den las sobras; o vendrán con prisas para firmar un convenio express en una huida hacia delante, forzando a que nos rindamos y nos dejemos en el alero todas las reivindicaciones; o quizás vengan con la cantinela de siempre de separar por actividades.
En cualquier caso, nos hace pensar que el interés que muestra en negociar Saint Gobain es nulo y así quedó meridianamente claro en el conflicto que acabamos de salir, en el que no tuvo el mínimo interés en llegar a ningún acuerdo comprometedor.
Estrategia antigua en la que no deberíamos caer, para despues no tener que lamentarnos con justificaciones tan peregrinas como “es lo que hay”, “es lo menos malo”, “menos es nada” o “la proxima vez será mejor”. Es el momento y estamos a tiempo de mejorar.
Esperamos que el resto de organizaciones sigan con el planteamiento de que es la hora de recuperar y mejorar derechos laborales y salariales, y así lo podamos hacer frente, sin complejos, con la totalidad de la plantilla.
Los convenios mejoran lo existente a partir de la movilización y la presión. Sin ceder derechos ni mercadear con ellos. Los y las trabajadoras nos merecemos conseguir mejores condiciones de trabajo, decidiendo en asambleas y con la movilización como llave para ello.
Confiemos en la pericia y buen hacer de nuestros representantes en la mesa negociadora.