Hace varios meses, en un juicio contra un compañero para defenderse de una sanción, el abogado contratado al despacho de Garrigues, sin venir a cuento, perdió los papeles y en su exposición globalizó y tachó de manera despectiva, en más de siete veces, a todos los componentes de nuestro sindicato que estábamos presentes, con el apelativo de irreductibles.
Ni que decir tiene que estos comportamientos denotan que su cociente intelectual está muy por debajo de su servilismo a quien le paga y que incluso para ser mercenario se debe tener un mínimo de estilo y respeto.
Es probable que esta persona haya leído más de un comic de Astérix, lo triste es que no sacara ninguna moraleja y que no supiera distinguir entre resistencia y opresión, ni entre agresor y agredido.
Probablemente no salgamos totalmente vencedores, pero tampoco vamos a ser derrotados o liquidados. Sea como sea, la resistencia de esta aldea gala es infinita.