Que en nuestra fábrica coexisten infinidad de calendarios es una anomalía difícil de gestionar y entender. Los hay pactados con la representación, pactados solamente con los trabajadores, individuales, colectivos, los hay a cambio de contraprestaciones y de favores, los hay desastrosos y sin garantías. Todo un crisol de situaciones.
El calendario a Turno Total del SEKURIT quizás sea el que afecte a mas trabajadores. Año a año se pacta un calendario al inicio que casi nunca se cumple. Dos, tres o hasta cuatro cambios y modificaciones a lo largo del año se suelen producir. Vaivenes del mercado, stocks y otras milongas son las excusas que la empresa emplea para justificarlo. En juego y en contraposición está nuestra organización personal y familiar.
La empresa pactó con los representantes a finales del año 2017 un Acuerdo de Flexibilidad para el Sekurit que incluía la posibilidad de realizar cuantos cambios consideraran durante el año con el preaviso al trabajador de diez días, a cambio de una módica cantidad, de rebajar en dos días la jornada anual y de respetar algunas fechas colectivas de vacaciones. Toda una cesión de derechos y de entrega de la cuchara a la empresa. Si bien es cierto que en otros departamentos y calendarios se vienen aceptando y acordando modificaciones a pelo.
En Noviembre nuevamente se acordó modificar el calendario reduciendo jornadas en el mes de diciembre y recuperarlas en el próximo año 2019. Para ello, pactaron reformar lo acordado y asumir la recuperación de jornadas al año siguiente y trabajar en el periodo de semana santa. Señalar que esta decisión contraviene la sentencia del Tribunal Supremo del 2015, donde establece que la distribución irregular de la jornada deberá hacerse dentro del mismo año. Esto es, no se pueden pasar jornadas de un año a otro.
Pero al parecer aquí vale todo, calendarios a la carta con plena disponibilidad a costa de nuestros mas elementales derechos.
Desde la Corriente no aceptamos ceder derechos a cambio de limosneo. Acordar repartir las migajas para que nos peguemos por ellas y flexibilizar hasta el infinito no es la solución a los problemas que presenta la fábrica. Todo lo contrario, lo que hace es tapar problemas estructurales que existen y persisten en los departamentos, además de encubrir decisiones y fallos garrafales de los mandamases.
Y mucho menos acordar con un colectivo de trabajadores o departamentos condiciones distintas a idénticas situaciones dependiendo de quien se trate.
La tan cacareada conciliación personal y familiar se da de bruces y va en dirección contraria con este tipo de acuerdos.
Desde la Corriente abogamos en esta materia por la reducción de jornadas, por la eliminación de las horas extras y por la creación de empleo como la mejor manera de atajar sus desmanes organizativos y garantizarnos una planificación vital digna.
Las flexibilidades imposibles las dejamos para los contorsionistas.