Saint-Gobain y Proteo

 El Comercio 21/04/2024

José María Urbano

El personaje mitológico explica bien el cambio de opinión y de afectos de la multinacional francesa en Avilés y España

El anuncio de Saint-Gobain de proceder al cierre de la planta de Sekurit de Avilés de forma tan abrupta como rápida nos deja una serie de certezas que desembocan prácticamente todas en confirmar que la decisión de la dirección de la multinacional francesa no va a tener marcha atrás. En algo más de un mes, el buque insignia de la compañía gala en España será ya historia y seguramente se abrirá un nuevo periodo de incertidumbre para saber si la planta de Glass avilesina va a tener futuro más allá de dos a cinco años.

¿Cómo es posible que Saint-Gobain decida dar el paso de cerrar uno de sus emplazamientos que fueron en su día un referente en el mundo del vidrio para automóvil? ¿Cómo tira por la borda el trabajo eficiente de su plantilla, la robotización de las líneas, los automatismos de su funcionamiento, la logística, el trabajo impecable de las auxiliares? ¿Por qué no es capaz de evolucionar con el mercado y encontrar una salida para Avilés en base a una de las muchas posibilidades que ofrece su cartera de negocios y productos? Hay que reiterar las mismas preguntas una y otra vez para remarcar el destrozo que origina la decisión de la compañía francesa.

Difícil de explicar incluso desde una óptica empresarial, salvo que el mercado hubiese convertido el negocio en una ruina. Y éste desde luego no es el caso. Bien diferente es que se haya maniobrado para provocarlo. En la larga lista de desinversiones que ha hecho Saint-Gobain en los últimos años en Europa hay dos ejemplos cercanos que nos demuestran hasta qué punto las decisiones que se toman en París ya no tienen marcha atrás.

El primero se produjo en Avilés. En 1974 se había puesto en marcha el Centro de Investigación y Desarrollo (CIDA), que ocupaba un edificio propio. Se convirtió en uno de los centros más importantes de la multinacional a nivel mundial, reconocido por ella misma. Contaba con un equipo joven de técnicos e investigadores españoles y franceses, que fueron avanzando en nuevas propuestas de negocio, además de atender la mejora constante de los procesos internos, para lo que llegó a contar incluso con un horno float a escala. Del CIDA salieron propuestas innovadoras para sectores como el del automóvil y el aeronáutico. En 2008 se aprobaba una inversión de 25 millones de euros para poner en marcha una línea nueva, 'Proteo 40', con el objetivo de seguir avanzando en el desarrollo de las pantallas 'Liquid Cristal Display'. Iba a suponer la creación de quince nuevos puestos de trabajo, se había iniciado ya la obra civil, se contaba con una ayuda del Principado y, de la noche a la mañana, se suspendió todo y se anunció que 'Proteo 40' se llevaba a Asia. Hubo huelgas y hasta un encierro del comité de empresa. Fue igual. El CIDA inició entonces su declive.

El segundo ejemplo nos lleva a Cantabria, a Renedo concretamente. Es la historia de cómo en cuatro años Saint-Gobain es capaz de dilapidar una inversión de más de 35 millones de euros y de cómo se engaña a la Administración y a la sociedad en general. La planta de Vioño de Piélagos, conocida como 'La Vidriera', con noventa años de existencia, dedicada a la fabricación de vidrio impreso, había inaugurado el 5 de abril de 2011 el conocido como 'horno solar', con una inversión de 35 millones de euros. Se presentó como un equipamiento puntero a nivel mundial. En el acto de inauguración, el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, entregó la Medalla de Plata de Cantabria a Saint-Gobain «como reconocimiento a una empresa ejemplar que apuesta por el futuro de la región». La medalla fue recogida por el director general de la multinacional francesa, Pierre-André de Chalendar, tras escuchar que «esta empresa –la suya– es algo más y forma parte del paisaje y del tejido cultural cántabro».

Cuatro años después, Saint-Gobain cerró toda la instalación de Renedo, despidió a la plantilla –que incluso anteriormente había decidido reducir su sueldo para «ayudar» a la viabilidad de la compañía–, despreció una última inversión de 945.942 euros para una instalación de gas natural para la combustión del horno (con otra ayuda del 20% del Gobierno cántabro) y el 31 de enero de 2015 huyó de Renedo. Hay mas ejemplos como éste en media Europa, salvo los emplazamientos de Francia y Alemania.

Imparable

Hay otra serie de circunstancias que se añaden para concluir que Saint-Gobain va a tener fácil el cierre de Sekurit Avilés. La empresa iniciará en unos días el periodo de consultas de treinta días para intentar llegar a un acuerdo sobre los despidos, indemnizaciones, recolocaciones, etc. Y punto y final. Lo tiene todo a favor, hasta una ley permisiva aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012 y que extrañamente no ha sido modificada por el Gobierno de Sánchez.

Antes de 2012, cualquier expediente de regulación de empleo o de extinción de contratos contaba con un informe preceptivo de la empresa con sus razones y a continuación con un contrainforme de la parte social, siendo la autoridad laboral la que evaluaba y decidía. En Asturias fue sonado el ejemplo de Vesuvius, que en 2008 vio cómo esa autoridad laboral, dependiente de la Consejería de Industria, denegaba el expediente presentado y obligaba a la empresa a seguir con la actividad. (Vesuvius cerró finalmente en 2019).

En este caso, en base al Real Decreto 1483/2012 de 29 de octubre, Saint-Gobain presentará el expediente de extinción y cierre sin que la parte social pueda presentar su contrainforme, salvo que lo haga ante los tribunales ordinarios de justicia, lo que es prácticamente inviable porque aún cuando dentro de unos años esos tribunales dieran la razón a los sindicatos, en ese momento la empresa llevaría años cerrada.

Deslocalización

Con el anuncio del cierre de Sekurit ha quedado claro que Saint-Gobain no esconde las razones de su 'huida' de Avilés por más que luego trate de adornar sus mensajes. Decir que no se ha llevado a cabo en Sekurit una especialización –la anunció su director general oficialmente en LA VOZ DE AVILÉS-EL COMERCIO el 26 de junio de 2022 y unilateralmente decidió luego llevar el negocio de los recambios a Rumanía en noviembre de 2023–, reconocer que su apuesta en contra de Avilés ha sido por derivar su producción a Marruecos y a Polonia, o decir que en la planta marroquí se trabaja más barato –señor Piqueras: y en Burundi seguramente mucho más– compendia lo que sencillamente es una deslocalización industrial de manual una vez más en la Unión Europea.

Y luego el Glass

La compañía gala no parece tener intención de explorar ninguna alternativa de las numerosas que podría tener al alcance de la mano para Sekurit. Y lo que es peor, no pinta nada bien el futuro de Glass porque no parece que se vaya a anunciar la inversión que garantizaría el futuro para los próximos diez-quince años. (Aunque ya hemos visto que en Renedo no le importó «tirar» 35 millones de euros en cuatro años).

Quien debe hacer el anuncio de una inversión «seria», no de un parche, es Denise Petit-Marie, responsable de Glass en la multinacional. Y los comienzos no pueden ser más pesimistas. ¿Hay hidrógeno verde en Avilés para alimentar la fábrica? Esa es la pregunta que se han hecho internamente. Suena a disculpa. No, no hay hidrógeno, ni aquí ni en ninguna parte todavía. Pero lo habrá en el futuro, y mientras tanto hay alternativas y ayudas oficiales. ¿Se han apuntado a alguna en Saint-Gobain? Pinta mal. Serio aviso.

Proteo es un personaje mitológico con la facultad de cambiar de forma a su antojo. Y en su otra acepción, Proteo es un hombre que cambia frecuentemente de opiniones y afectos. Proteo define bien hoy a Saint-Gobain en Avilés.

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