MILIO MARIÑO
La Nueva España 05/06/2022
Estrenamos junio con la noticia de que Saint-Gobain Sekurit anuncia cuarenta despidos en su fábrica de Avilés. El motivo, según la dirección de la empresa, son las dificultades propias de un modelo de negocio que necesita transformarse para adaptarse a las nuevas circunstancias. Añaden, además, que el mercado se ha visto drásticamente reducido estructuralmente y que la tendencia indica que no se recuperarán las cifras de venta prepandemia.
Desconozco las causas que esgrimirá la empresa para justificar los despidos cuando presente el ERE. No las sé, pero tampoco me preocupan porque sean las que fueren, o serán mentira o estarán injustificadas. Solo con lo que han avanzado alcanza para demostrar que mienten. Eso de que su modelo de negocio necesita transformarse para adaptarse a las nuevas circunstancias ya da la pista de que no han discurrido mucho. Su modelo de negocio y el de todos. A ver si resulta que acaban de descubrir, ahora, que el mundo cambia y hay que adaptarse a las circunstancias. Es lo que parece porque la novedosa solución que plantean es la muy antigua de despedir a los trabajadores.
El segundo argumento, lo de que no se recuperarán las cifras de venta prepandemia, también es para nota. El informe Eascy, elaborado por Price Waterhouse Coopers estima que, en Europa, el número de matriculaciones crecerá un 34% hasta 2030, de 18 a 24 millones de unidades.
Sin profundizar más, así a bote pronto, se imponen dos conclusiones. Primero, que las empresas están en una evolución y transformación constantes y no es que la dirección despierte un día por la mañana y diga hay que evolucionar, como apunta Saint Gobain. Y segundo, que la disminución de las ventas en el mercado del automóvil es coyuntural y ya se atisba un repunte.
Curiosamente, Saint Gobain plantea los despidos justo cuando se cumplen los seis meses de salvaguarda del empleo que el Gobierno había establecido para las empresas que hubieran realizado un ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas y de producción y se hubieran beneficiado de la exoneración de cuotas a la seguridad social.
Pero no vale lamentarse. Los despidos están ahí y los trabajadores, como siempre, van a tenerlo muy difícil. Lo cual no quiere decir que se den por vencidos y no luchen por que la empresa respete lo que dice respetar y nunca respeta: Que el despido sea siempre la última opción y que antes se busquen otras fórmulas de adaptación y organización del trabajo que puedan impedirlo.
No es así porque parece que el dinero lo suple todo y que con indemnizar ya es suficiente. Se olvida que detrás de cada despido hay una persona que ha dedicado años de su vida a una empresa que, a las primeras de cambio, lo pone en la calle.
Por ahí arriba no se repara en lo traumáticos que son los despidos. En este caso ni Saint Gobain ni nuestro consejero de Industria, Enrique Fernández, que acaba de manifestar: “Le hemos trasladado a la compañía que si en el momento actual se ve obligada a reducir su plantilla por circunstancias de mercado, en el mismo momento en que este mercado vuelva a traccionar, a soplar viento de cola, pues que se planteen la contratación de más personal”.
Otro lince. Otro ejecutivo brillante que aborda los despidos de una multinacional con el mismo planteamiento que serviría para un chiringuito de playa.