El nuevo horno de Saint-Gobain en Avilés pende de los fondos europeos

 La Nueva España 08/06/2025

Los trabajadores de La Maruca reclaman una decisión de la multinacional que garantice la seguridad de la producción en las próximas décadas

Saint-Gobain Cristalería lo que necesita es un nuevo horno-float. Y lo necesita porque el que hay en su fábrica de Avilés es de finales de 2008 y porque la vida útil de estos artilugios varía "entre quince y veinte años" –aquí no hay un dato claro–. En todo caso, o está amortizado o va camino de ello.

El horno float –así lo llaman sus trabajadores– es "el corazón de la fábrica" y lo llaman así porque sin ese "corazón" la fábrica no deja de palpitar. O eso dicen algunas fuentes consultadas. La planta puede seguir funcionando (transformando láminas de vidrio) con material importado de otros centros de producción, pero esos mismos trabajadores aseguran que "no son los modos". Por eso la multinacional ha apostado por dos arreglos: el último, este pasado otoño, su resultado no ha sido el mejor de los posibles. Recubrieron la solera con cemento especial para atender las fallas que arrastraban los años en lugar de cambiar la infraestructura (que es lo que reclamaba la plantilla).

Jordi Hereu, que es el ministro de Industria, anunció el 1 de julio del año pasado que doce grandes industrias se iban a beneficiar de las subvenciones europeas organizadas a través de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de la descarbonización. Fertiberia, en Trasona, Asturiana de Zinc (Azsa) fueron dos de las compañías agraciadas con los fondos europeos, pero no las únicas. También estaba en esa lista Saint-Gobain Isover Ibérica que se hace unos años se desligó de su matriz – Saint-Gobain Cristalería– porque su negocio poco tenía que ver con la explotación del vidrio (hace material de aislamiento y climatizaciones).

Hereu volvió a hablar de Saint-Gobain: fue en mayo del año pasado. Entonces se estaba jugando la supervivencia del Sekurit en Avilés —al final fue que no: la empresa decidió cerrar la fábrica avilesina; este 20 de mayo pasado, además, ha puesto en marcha, una empresa dedicada al negocio del vidrio para automóvil: Saint-Gobain Sekurit España–.

En mayo de hace un año el ministro dijo –estaba delante de Mariví Monteserín y del entonces comisionado para los PERTE, el socialista Luis Ángel Colunga– que estaba en contacto con Saint-Gobain para "anclar su futuro en España y para que se garantice a través del diálogo con el comité de empresa el futuro de sus trabajadores".

Esta intención cobra forma –o está en ello – en la gestión de los fondos europeos. El otro día este periódico informó sobre el encuentro "secreto" entre la alcaldesa de Avilés y el director general del Mediterráneo, Jean-Luc Gardaz (en menos de un mes el ejecutivo se ha pasado dos veces por la fábrica de Avilés: en abril y en mayo).

El grupo de trabajo del nuevo horno –se había conformado justo cuando terminaron las últimas reparaciones– ha cumplido con sus objetivos: ya saben qué hay qué hacer, con cuántas toneladas, con qué combustible... Falta que este trabajo se lleve el aplauso de la multinacional francesa que dirige Benoit Bazin –este jueves revalidó su responsabilidad en la Asamblea de Accionistas–. Esto va a ser después del verano.

Las obras del nuevo horno se tienen que acompañar de un informe económico y de otro social. Los dos informes serán radicales para que la decisión sea positiva. Eso y los avances en la parte política (los fondos subvencionables). La decisión todavía no se ha desvelado. Tampoco que exista un plan B: si no se cambia el horno, que se cambie parte del mismo; o trabajos mancomunados como el de Eurofloat, en Salaise-sur-Sanne, en el sur de Francia.

El nuevo horno de Saint-Gobain en Avilés pende de los fondos europeos