Hay veces que ganamos. Momentos en los que la fuerza colectiva consigue doblar el brazo a una multinacional. Hace un mes, cuando Saint-Gobain presentó un ERE para despedir a 100 trabajadores, el gobierno asturiano dijo que lo importante era garantizar la viabilidad futura de la compañía, aún a costa de perder el empleo. Los límites de lo que es posible se construyen. Si sólo piensas desde la perspectiva de la empresa, ya has perdido de antemano. Por eso, a los pocos días, los trabajadores y trabajadoras no se resignaron y lucharon, lucharon y lucharon. 20 días de una huelga atroz, con cientos de personas que hacían guardia durante horas cada día en la planta.
Mi labor fue ayudar, acompañar, empujar esa lucha, haciendo visible el problema, presionando a las instituciones, recordando que la solidaridad colectiva nos hace más fuertes. Estoy feliz, porque hemos ganado. Y porque en el camino he conocido a trabajadores y trabajadoras maravillosos, de todos los sindicatos e ideologías, que supieron luchar por un bien común y así evitaron que nadie perdiera. Muchas gracias por vuestra lucha. ¡Sois un ejemplo!