Saint-Gobain vuelve a latir veinte días después

 LA NUEVA ESPAÑA     10/07/2022


La plantilla ve en la retirada de los despidos el comienzo de una negociación "sin presiones" sobre la reorganización del departamento de vidrio para automoción

La plantilla de Saint-Gobain Cristalería acudió ayer a trabajar después de veinte días de huelga con una idea clara: el motivo del conflicto –la mala situación en que se encuentra el mercado del automóvil– no se ha solucionado (la empresa asegura que entre 2018 y 2021 el volumen de producción total de las plantas de Avilés y Arbós, en la provincia de Tarragona, se redujo en casi un tercio, es decir, que se dejaron de sacar más de cinco millones de piezas de vidrio para automoción) y que, en consecuencia, hay que empezar a negociar juntos sobre la manera de enfrentar la crisis. Y saben que esto sucederá "no tardando mucho".

Lo que perseguían los huelguistas era precisamente poder negociar sin la espada de Damocles de los despidos desenvainada. Eso es lo que recoge la convocatoria de huelga que presentó el comité intercentros –en el que participan los sindicatos Comisiones Obreras (CC OO), Unión General de Trabajadores (UGT), Corriente Sindical de Izquierdas (CSI) y Confederación General de Trabajadores (CGT), este último sólo tiene representación en Cataluña–. Concretamente, lo que los trabajadores reclamaban era "la retirada del expediente de regulación de empleo (ERE)" que la empresa había presentado el día 9 de junio.

Los trabajadores explican que sus movimientos fueron reacción a los pasos que dio la empresa. El día 2 de junio convocó a los representantes sindicales de las dos fábricas y les anunció "la intención de aplicar la medida de crisis para la aplicación de despidos colectivos (ERE)". Y ahí es cuando salieron las primeras cifras: 51 ceses en Arbós, 42 en Avilés. Y por eso hubo huelga: la más profunda y continuada en los últimos años en la planta de La Maruca.

La negociación de los despidos colectivos en Sekurit corrió pareja a la regulación temporal (la justificó la empresa en una necesidad acuciante de vaciar los almacenes de vidrio). Esta negociación se cerró finalmente con el desacuerdo de los trabajadores. Sin embargo, la compañía decidió no aplicarla. Se daba la paradoja de que la propia huelga había permitido alcanzar el objetivo de la regulación temporal.

La empresa, cuando anunció su intención de despedir, explicó a los trabajadores que el coste de personal había mostrado "una rigidez especialmente elevada frente a la caída sufrida por los ingresos por ventas" y eso, defendieron, repercutía de forma muy negativa en la "sostenibilidad de la estructura de costes de Saint Gobain Sekurit España". Es decir, que la plantilla del departamento era cara.

El departamento de vidrio de automoción se hunde por culpa de otro lastre. Lo explicó el primer ejecutivo de Saint-Gobain, Benoit Bazin, esta pasada primavera durante la Convención para el Diálogo Social que se celebró en París: "En la actualidad, las empresas de fabricación de automóviles están arrojando rentabilidades del 12 o 13%, mientras que nuestra actividad está en torno a un 3%. Esto es inasumible, y ha llegado el momento de coger la gobernanza de nuestra política de precios e inversiones, es algo que estamos decididos a cambiar".

Además, uno de los accionistas minoritarios de la matriz de Cristalería empezó a apretar. Y es que, según señaló Reuters, el fondo Bluebell Capital había instado a la compañía "a escindir, cotizar en bolsa o vender sus operaciones de distribución y centrarse más en su negocio principal de materiales de construcción".

La agenda que está encima de la mesa, pues, tiene muchos puntos a discutir. Y los más urgentes van a coincidir con el próximo convenio (la empresa explicó a los negociadores que quiere contención salarial y reducción del coste de nuevas contrataciones). Este pasado jueves, la empresa movió ficha (los despidos no iban a ser 93, se quedaban en la mitad). Los trabajadores rechazaron ese movimiento (en la portería de la planta de La Maruca, los piquetes mantuvieron su postura: "Aquí no sobra nadie") y presentaron, el viernes, otra contrapropuesta (reducción de jornadas, bajas incentivadas, cero salidas traumáticas). La empresa, al final, dijo que renunciaba al ERE y la plantilla que iba a volver al tajo. Y así sucedió: todo el mundo acudió ayer a trabajar