Flecos de un cierre. Saint-Gobain

 El Comercio 09/06/2024

José María Urbano. Opinión

La deslocalización de Saint-Gobain deja una serie de advertencias sobre la forma de actuar y el futuro


La multinacional francesa Saint-Gobain cierra en este momento los flecos de acomodación de sus trabajadores para certificar su huida de Avilés. Setenta años de historia borrados de un plumazo en busca del mayor beneficio posible para sus accionistas: es el mercado, los efectos de la globalización y los del nuevo orden mundial. El anuncio del cierre de la que había sido una de sus plantas modélicas en Europa, la de Sekurit de Avilés, nos deja una serie de enseñanzas que deberíamos tener en cuenta como mínimo en esta ciudad.

Cuando el ocho de abril pasado, la compañía gala anunció su decisión de cerrar la división de vidrio para automóvil de La Maruca, se registró en esta ciudad y también en Asturias como una especie de resignación ante lo que se consideraba una opción «sin marcha atrás», aderezada con un machacón «ya se veía venir». Hasta los sindicatos cayeron al inicio en esa trampa. De los políticos, en general, mejor no hablar.

Solo después de algunas reacciones a la contra –entre otras la de esta misma sección con los artículos del 14, 21, 28 de abril y 19 de mayo–, se entendió que la única posibilidad de intentar que la multinacional corrigiera su decisión era 1) oposición tajante al cierre, 2) dejar en evidencia su única responsabilidad en dejar caer Sekurit y 3) apelar a la única baza que le quedaba a esta ciudad: hacer ver a Saint-Gobain que, haga lo que haga y decida lo que decida, forma parte de la historia de Avilés tras setenta años de actividad que generó hasta la llegada de un numeroso grupo que forma parte de la esencia avilesina: los arijanos.

Y surtió efecto. De los discursos de la resignación pasamos a decirle a Saint-Gobain que su huida no le iba a salir gratis, empezando por su imagen y su reputación, con una serie de iniciativas que la retrataron en todo el país y cuyos ecos llegaron a la mesa del despacho de Benoit Bazin, hasta ahora CEO de la compañía. (A partir de ahora compatibilizará los cargos de presidente y director general, tras el acuerdo tomado por la Junta General de Accionistas celebrada este jueves, en la que también se aprobó la distribución de un dividendo incrementado en un 5 por ciento, hasta los 2,10 euros por acción, frente a los 2 euros del pasado ejercicio, a pagar íntegramente en efectivo el próximo miércoles día 12).

Los sindicatos expresaron a diario su negativa al cierre, presentaron un plan alternativo, desde el Ministerio de Industria se desveló que Saint-Gobain había sido el único grupo vidriero de España que no se había interesado por los fondos europeos –lo que dejaba bien a las claras que no tenía ningún proyecto de descarbonización–, el eurodiputado socialista Jonás Fernández trasladaba el problema a la Comisión Europea y al propio Benoit Bazin, se lograba una importante manifestación de apoyo en la calle a la que respondió la sociedad avilesina, los alcaldes de la comarca acudieron unidos a esa cita en general, en el Ayuntamiento hubo un manifiesto en contra del cierre –la alcaldesa de Avilés tardó una semana en recibir al comité de empresa, algo censurable a mi modo de ver porque los detalles también cuentan– y el Ministerio de Industria se activó en sendas reuniones para buscar soluciones.

Es cierto: Sekurit está ya cerrada. Nadie se puede creer sus argumentos sobre el sector del vidrio y del automóvil, puesto que sin salir de España sigue habiendo nuevos proyectos como el de Tvitec en El Bierzo, en donde está en marcha la construcción del mayor horno de vidrio templado del mundo para crear trescientos puestos de trabajo directos y cerca del millar indirectos.

En el caso de Saint-Gobain hay que hablar de una nueva deslocalización por parte de una multinacional que empezó a «vaciar» Sekurit Avilés en beneficio de su nueva planta marroquí de Kenitra. Pero tampoco hay que engañarse: estamos ante una deslocalización dentro de la Unión Europea, ya que el centro de Avilés ha sido condenado también en beneficio de las plantas de Polonia y Rumanía. Un asunto este que explica, entre otras cosas, el papel secundario que la UE está jugando en el tablero geoestratégico mundial frente a Estados Unidos y China por un lado y los países emergentes por otro. ¡La competencia está dentro!

Las movilizaciones no sirvieron para nada, se podría pensar, porque a fin de cuentas Sekurit está ya cerrada, con lo que eso implica en el ámbito personal de los trabajadores y sobre todo en la situación en la que van a quedar los de las auxiliares, y la pérdida de una actividad después de setenta años y lo que eso significa.

Sin obviar la gravedad de todo lo anterior, estoy convencido de que toda esa movilización en Avilés y en Asturias, cada uno desde su ámbito, sí ha provocado una reacción de la multinacional que en ningún momento tenía prevista: el anuncio de la construcción de un horno nuevo en Glass, que aseguraría la actividad para otros veinte años en una división que en este momento está al cien por cien de su capacidad. El anuncio fue hecho el pasado día 21 de mayo por Jean-Luc Gordaz, director general de los Países Mediterráneos de Saint-Gobain, en un mensaje dirigido a la secretaria de Estado de Industria y al Comisionado Especial para el PERTE de Descarbonización Industrial, el avilesino Luis Ángel Colunga. Es decir, el 8 de abril Saint-Gobain ni se había acercado a la ventanilla de los fondos europeos –lo que da idea de su interés nulo en la descarbonización– y el 21 de mayo cambia de opinión y ahora habla de «hacer de Avilés la planta de menor impacto de CO2 de Europa» con la construcción de un nuevo horno eléctrico en 2027, asegurando así la actividad durante años.

Solo hay un problema. La credibilidad de Saint-Gobain en este momento es cercana a cero en esta región y en este país. Y si quieren una explicación interna, se la pueden pedir a su director general de Sekurit, cuyos anuncios y promesas respecto a Avilés se fueron por el sumidero en menos de un año. En todo caso, será conveniente apuntar esa promesa hecha oficialmente para ponerla encima de la mesa en la próxima batalla. Y la lección debe servirnos para desechar desde el minuto uno la resignación ante atropellos como éste.

Mesa por la Industria

Si ha habido una entidad que ha quedado en fuera de juego en este asunto ante su total inacción ha sido la Mesa por la Industria de la Comarca de Avilés (MICA), un avance estratégico que se adelantó en Asturias, un instrumento sin connotación partidista llamado a definir líneas estratégicas y a dar a conocer las fortalezas de una comarca que sigue siendo desconocida para muchos, y que en el caso de Saint-Gobain ni siquiera fue convocada.

Por increíble que parezca, la deslocalización de una multinacional industrial asentada en Avilés hace setenta años no provoca ni siquiera la convocatoria de una reunión de una Mesa integrada por los alcaldes de la comarca, los sindicatos UGT y CC OO y la Cámara de Comercio, cuyo presidente ostenta el cargo de portavoz. Ni él ni los tres alcaldes más 'industriales' de la comarca, los de Avilés, Castrillón y Corvera, vieron la necesidad de convocar a esa Mesa.

Supongo que la MICA pasará a disolverse en breve antes de sumarse a la incoherencia de esos alcaldes y una Cámara de Comercio que, rompiendo con la gestión de sus anteriores presidentes, sigue en su línea de «no entrar» en los problemas internos de las empresas –como si la deslocalización de una multinacional solo fuera un «problema de empresa»–, aunque enseguida se le vean los costurones en esta estrategia cuando a renglón seguido su presidente no tiene inconveniente en sumarse a una dura nota de las Cámaras de Comercio de Asturias para rechazar la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell. Ignoro si hay baremos empresariales.