Sigue la empresa con el método tan moderno del escarmiento a través del palo. Esta vez le tocó a un compañero veterano del Sekurit el premio gordo a modo de sanción.
Su fechoría: cuestionar la realización de un trabajo porque entendía que atentaba contra su integridad y su seguridad.
Y aunque parezca mentira, no sólo no le hicieron caso y le obligaron a realizarlo, si no que le sancionaron por intrépido y querer poco menos que sabotear a la empresa y generar una hecatombe en pérdidas en la empresa.
Su jefe no asumió ninguna de las explicaciones que el compañero intentó razonarle para que el sistema de trabajo se realizara de otra manera. Se limitó en hacer oidos sordos y aplicación del aquí mando yo y esto se hace así porque lo digo yo y no hay más.
En las explicaciones del escrito de sanción, el Jefe en cuestión recrimina al trabajador que “le interrumpió en tono elevado incrementando el volumen en cada frase”.
Todas aquellas frases hechas que la empresa nos bombardea con aquello de: tu seguridad es lo primero, etc, etc. se tornan en un engaño más que evidente.
El trabajador decidió defenderse e impugnó la sanción ante los juzgados.
Desde la Corriente apoyaremos cualquier tipo de acción sindical que se tome para desterrar de una vez por todas estos comportamientos tan rechazables, teniendo en cuenta que en cualquier momento podemos ser afectados por el capricho de alguno de estos fichajes que tenemos de responsables que más bien parecen personajes despóticos de ficción, que personas sensatas y maduras.
Y es que en la fábrica hace tiempo que pasan cosas extrañas, y algunos jefes, que no se sabe muy bien de donde han salido y donde han estudiado, se dedican a ir a la caza y captura de trabajadores, como si estuvieran jugando una partida de rol en la que somos la pieza a batir.