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Un cierre esperado, pero contra el que hay ánimo para luchar

 El Comercio 16/04/2024

Trabajadores de Sekurit se concentran a las puertas de la factoría en protesta por el anuncio de cese de actividad

Algo más de medio centenar de trabajadores se concentró ayer, de 12 a 16 horas, a la entrada de la factoría de Saint-Gobain en La Maruca en protesta por el anuncio del cese de la actividad de la línea de Sekurit, una convocatoria hecha por el sindicato CSI.

Aunque con permiso de la Delegación de Gobierno, no era una concentración convocada por el comité de empresa y por eso la asistencia fue limitada. Algunos trabajadores señalaban incluso que algunos compañeros no se habían enterado de la misma. En cualquier caso, el mensaje a la empresa estaba enviado: la plantilla está dispuesta a dar la batalla y no tanto por evitar un cierre que todos coincidían en calificar como la «crónica de una muerte anunciada» sino por lograr recolocaciones y otras opciones de futuro para los 160 trabajadores afectados directamente.

Rubén Rojo era la segunda vez que se acercaba hasta esta entrada a apoyar a sus compañeros desde que se anunció el cierre de Sekurit. La primera fue el lunes día 8, de manera espontánea, y con la intención de mostrar su apoyo a los compañeros con los que compartió tajo durante dieciséis años en esa división, porque aunque ahora él está en Glass siente sus problemas e inquietudes como propios. «Igual no esperábamos algo tan gordo, pero se veía venir algo», reconocía ayer.

Lo mismo decía Ricardo Arias, con veinte años de vida laboral en Sekurit: «No queríamos verlo, pero era cuestión de tiempo». Él, sin embargo, se mostraba partidario de «intentar revertir una situación igual que hicimos hace dos años (cuando se planteó un ERTE)». Sabe que es «difícil», pero al igual que «hace dos años poca gente pensaba que sería posible, ahora podemos hacer lo mismo».

Estrategias empresariales

Diego Arroyo fue de los trabajadores que hace año y medio tuvo la oportunidad de trasladarse a Glass. «Pidieron voluntarios y escogieron entre los que 'sobrábamos'», explicaba gráficamente. Él lo ve «jodido», pero cree que hay que protestar porque de otra forma no se consigue nada. Respecto al futuro en Glass cree que «a corto plazo no hay problema, pero a la larga quién sabe, porque las estrategias de las empresas sólo las conocen ellas».

María es esposa de uno de los trabajadores y es la que escoge el título de una novela de Gabriel García Márquez para definir la situación. Como el resto cree «que esto no coge a nadie por sorpresa» y también ve «crudo» el futuro porque, al contrario que Arias, ella no ve posibilidad de darle la vuelta a la situación.

Son sólo unos pocos los que quieren hablar del medio centenar de concentrados porque, como señalan en un corrillo, «hay miedo a represalias», en referencia a las posibles salidas, principalmente recolocaciones, que pueda ofrecer la empresa. Y uno del grupo añade: «Esto es como lo de los judíos en la cámara de gas, que sabes que la van a accionar, pero en el fondo esperas que a última hora no lo hagan».

En las mismas están los trabajadores de empresas auxiliares como Limpiezas Plata, Sergón Bergé y Eulen cuyo futuro corre en paralelo al de la línea Sekurit porque están contratados en exclusiva para trabajar en Saint-Gobain.

Pesimismo con un halo de esperanza quizás porque eso es lo que alienta cualquier batalla que se emprende.


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