Páginas

La crisis de Saint-Gobain muestra las dificultades actuales de la gran industria en la gran comarca

 

Las negociaciones del próximo mes definirán el futuro de la división de Sekurit entre los costes energéticos son la gran amenaza

El anuncio, el pasado jueves de la propuesta de un expediente de extinción de empleo para cuarenta trabajadores en Saint-Gobain Sekurit de Avilés refleja la primera grietas en los pilares de la economía comarcal. Durante lustros, una de las bases de Avilés era la convivencia de empresas con un gran número de trabajadores con buenos sueldos y capaces de generar riqueza bien por el sector auxiliar, bien por otras compañías que nacían por su proximidad. El caso más claro es ArcelorMittal, pero en ese selecto club se encontraban también Asturiana del Zinc (AZSA), Saint-Gobain, DuPont y, hasta un su cierre la antigua Alcoa. Su evolución ha provocado que fertiberia qué historicamente nació de la antigua Ensidesa, se ha incorporado al grupo de las grandes empresas comarcales.

La situación de Saint-Gobain refleja la transformación en el modelo económico mundial que se ha producido a raíz de la crisis de la covid y los cambios sociales que se han ido produciendo en los últimos años. El análisis de sus máximos gestores no deja lugar a dudas y apunta a que el negocio del automóvil no volverá a ser lo que era y es necesario introducir cambios en su organización empresarial.

Las tensiones en ese proceso son muy fuertes, como el evidencia que grupos relevantes de accionistas han planteado públicamente que Saint-Gobain salga del negocio del auto, bien mediante el cierre o la venta de las fábricas.

Los directivos europeos de la cristalera confían en que el negocio del auto aún puede ser interesante para el grupo, si bien para ello necesitan introducir cambios. Las restricciones a la movilidad en vehículos privados en las ciudades europeas, los modelos de vehículos compartidos,8 los cambios sociales por la precarización laboral y las crisis en la producción del sector obliga a un cambio en la forma de trabajar respecto a la vigencia en los últimos cincuenta o sesenta años.

En la convención europea celebrada el pasado mayo hubo mensajes claro según se trasladó a los medios de comunicación. Por una parte, la estrategia de centrar las inversiones en los emplazamientos rentables ha dado resultados positivos. Por otra parte, se desvela que la idea de trasladar las plantas junto a los fabricantes de vehículos no ha sido la más correcta. Y por último, las fábricas de Sekurit deben ser más versátiles, capacitadas para la producción de piezas complejas, pero también más sencillas.

Con estas perspectivas, los distintos desplazamientos de Saint-Gobain en Europa han comenzado a prepararse, a redefinirse.

En ese marco España ha ido preparando su reorganización como lo refleja el cierre de Portugal el pasado año (cuya producción se trasladó a Avilés) pero también de Arbos. Con todo, las perdidas del 2021, unos cuatro millones de euros, dan la voz de alerta.

La planta de Avilés presenta ventajas conocidas en el grupo como su nivel de capacitación, pero choca con una estructura de organización que no se adapta a las actuales situaciones de mercado. El cambio no resulta siempre sencillo y más aún, cuando nadie garantiza el éxito del proceso. Aunque no hacer nada supone el peor de los escenarios.

Los planteamientos iniciales de la dirección de España (el 60% del ajuste debe ser en Arbos y el 40 % en Avilés) apunta que la estrategia de futuro pasa por mantener las capacidades productivas en Asturias, si bien muchos aspectos de la organización interna deben modificarse.

Para terminar de complicar el escenario, las turbulencias no afectan ni a la división de Glass (dónde hay que empezar a pensar en la nueva inversión en su horno float) ni al centro de investigación y desarrollo. Así las cosas,k una generalización del conflicto puede tener consecuencias dramáticas.


Luces y sombras


En el resto de las grandes empresas comarcales la situación presenta sus luces y sus sombras la situación más inquietante es la Asturiana de Zinc (AZSA), que en estas fechas debería estar de7 celebración con la inauguración de su nueva electrolisis, una de las instalaciones más modernas y eficientes del mundo.

Sin embargo, la situación es de inquietud. El problema no se encuentra dentro de la fábrica de San Juan de Nieva, sino que viene de fuera, en concreto en el recibo de la energía.

El coste más importante en la producción del zinc es la energía. Viene a representar el 40%, el 35% de personal y el resto de las materias primas en cada tonelada. Sin embargo, con los actuales costes energéticos, esa ecuación ha saltado por los aires hasta el punto que, desde septiembre del pasado año, existen momentos en los que cesa la actividad para frenar las pérdidas.

Incluso, en la actualidad dentro de la fábrica de San Juan de Nieva todo el mundo asume que, con los costos energéticos actuales, una inversión como la nueva nave de electrolisis no sería autorizada por la Dirección de Glencore.

En esta situación, siendo un grupo tradicionalmente discreto en su comunicación externa, se desconoce el margen de resistencia concedido a la fábrica asturiana. La principal esperanza es que a lo largo de su historia, Glencore se ha mostrado como un grupo con visión a largo y medio plazo, por lo que, posiblemente, aún existe un margen de resistencia, si bien no es conveniente apurar los plazos.

Una situación menos inquietante es la de ArcelorMittal, actualmente inmersa en el proyecto de descarbonización. No es una inversión sencilla por muchas razones. El coste económico es de mil millones de euros y, de hecho, la aportación pública es imprescindible. Al tiempo, se produce un cambio tecnológico en una empresa que se encuentran en un mercado altamente competitivo.

El objetivo es convertirse en la primera siderúrgica verde de Europa, lo que supone garantizar la actividad y el empleo a medio y largo plazo. La obtención de energía mediante hidrógeno permitirá que la empresa reduzca su factura energética, al tiempo que la producción libre de emisiones de dióxido de carbono convertirá a su producción en altamente competitiva en Europa.

Así pues, la situación parece encaminada para superar de una manera razonable las sombras que actualmente se ciernen sobre su producción.

La situación de DuPont también es tranquila con nuevos proyectos de autoconsumo mediante energía solar que deben ayudar a mantener la competitividad de su emplazamiento de Tamón. Por su parte, entre las grandes empresas de la comarca se ha situado por derecho propio Fertiberia.

La venta de la empresa de fertilizantes al fondo Tritón Partners ha supuesto que la nueva propiedad se haya centrado en desarrollar todo el potencial del grupo. En el caso de emplazamiento de Trasona supone una ampliación que prácticamente durará su capacidad además de reducir el impacto medioambiental a cero.

En parte eso es posible por la presencia en el proyecto Hydeal que impulsa ArcelorMittal para la producción de hidrógeno verde como fuente primaria de energía. En el caso de Fertiberia, estos nuevos aprovechamientos tendrá otra derivada, como es la generación de amoniaco verde, lo que abre la puerta a nuevos mercados.

En términos de empleo Fertiberia se prepara para generar doscientos nuevos puestos de trabajo a medio plazo de manera directa. El aumento de producción incide en la exportación y, de esa manera su peso en los tráficos portuarios cada vez es mayor. Ahora mismo es, de las grandes empresas comarcales, la que afronta un futuro con menos sombras.


A la espera de conocer el nuevo dueño de los terrenos de Alu Ibérica


En 1948, la antigua Endasa marcó el inicio de la industrialización de la comarca al iniciar la fundición de aluminio en la margen derecha de la ría.

Posteriormente, su nombre iría evolucionando: Inespal, Alcoa y, por fin, Alu Ibérica que representó el fin de la actividad y el despido de toda la plantilla en un proceso que aún tiene flecos judiciales tan importantes como la investigación penal en la Audiencia Nacional y el fallo del Supremo al recurso de la sentencia de lo social de la Audiencia.

Mientras tanto, cuando se va a cumplir un año sin actividad en la fábrica de San Balandrán, la fábrica de Alu Ibérica está a la espera de que se apruebe el proceso de liquidación para los posibles compradores presenten ofertas a la administración concursal que se ha encargado del concurso de acreedores. En los últimos meses, un rosario de compañías ha preguntado por el precio de venta, si bien aún nadie ha dado el paso firme de presentar una oferta por los terrenos.