La Nueva España 18/10/2022
El directivo Juan Ansedes asegura que la empresa trabaja con la idea de que el horno, el puntal de la factoría, será sustituido al fin de su vida útil
La delicada coyuntura que afecta a la industria del vidrio no paraliza a los responsables de la fábrica avilesina de Saint-Gobain, que planifican el futuro de la factoría a la vez que buscan la manera de salvar los muebles en término de rentabilidad. Y así, mientras la dirección negocia estos días un ajuste "no traumático" de 25 empleados tras haber intentado sin éxito el despido de 40 mediante un ERE, el departamento de Sostenibilidad hace planes a medio plazo y trabaja en el escenario optimista de que cuando el horno de la fábrica –verdadero corazón de la misma– llegue al fin de su vida útil en 2025 será reconstruido.
Así lo aseguró ayer en el ayuntamiento de Avilés el director de Sostenibilidad en España y Portugal de Saint-Gobain, Juan Ansedes, quien manifestó que la hipótesis para el horno es "que sea sustituido" y que el empleo actual de la fábrica avilesina "va a ser necesario" para el futuro productivo, más allá de que el proceso se vaya robotizando "como sucederá en el resto de la sociedad". El equipo de dirección de la fábrica de La Maruca, según Ansedes, trabaja "en opciones de futuro para la fábrica avilesina con alternativas en materia de energías renovables y otros cambios sustanciales desde el punto de vista de la tecnología".
El director de Sostenibilidad de Saint-Gobain realizó estas declaraciones en el acto de entrega de la "Llave de vidrio", símbolo de la incorporación de Avilés a la red de Municipios Hermanados por el Vidrio", que quedará constituida este año por medio centenar de ciudades.
Hablando de retos de futuro de la vidriera avilesina, el más inmediato al que se refirió Juan Ansedes fue la total descarbonización del proceso productivo de la fábrica antes de 2050. Para ese año, el objetivo es conseguir que el 50% del vidrio se fabrique con material procedente del reciclado. Antes incluso, para 2030, ese objetivo en línea con la economía circular, está establecido en el uso de un 40% de vidrio reciclado. El porcentaje actual de materia prima procedente del reciclado es del 30%.
"Para fabricar vidrios transparentes no sirve cualquier vidrio reciclado, ha de ser del mismo tipo (carente de color). Es por esto que, pese a tener la tecnología y el conocimiento, no se pueden dar un grandes saltos de golpe en materia de uso de material reciclado para hacer vidrio nuevo", explicó el experto. A este respecto, anunció que Saint-Gobain tiene previsto ampliar en la medida de sus posibilidades los suministros de vidrios reciclables provenientes de ventanas y vehículos.
Juan Ansedes se mostró convencido de que la fábrica de Avilés superará estos retos "para seguir escribiendo su historia otros 70 años más". Aludió así a la reciente celebración –el pasado 13 de octubre– de los primeros 70 años de la inauguración de la factoría.
Avilés recibe una llave que abre la puerta del selecto club de "ciudades españolas del vidrio"
No por frágil –es de cristal–, la llave que ayer recibieron la alcaldesa, Mariví Monteserín, y el concejal de Sostenibilidad, Pelayo García, es menos importante: abre la puerta de un club de 50 ciudades españolas que tienen en común un vínculo histórico e industrial con el vidrio. La constitución de este club ha sido idea de la sociedad Ecovidrio con motivo de la declaración de 2022 como Año internacional del vidrio. El gerente de Ecovidrio, Germán Fernández, entregó en persona la llave de vidrio a la Alcaldesa, a la vez que significaba el dato de que la ciudad recicla en los 228 contenedores existentes 14,4 kilos de vidrio por habitante (1.108 toneladas al año), una cifra que crece cada año pero que aún está por debajo de la media española (19 kilos).
La Alcaldesa aseveró que la celebración del Año Internacional del Vidrio es "un compromiso de las administraciones locales por la recogida selectiva de los envases de vidrio en una ciudad que es referencia en todo el territorio español por la fábrica de Saint-Gobain". Y contó una anécdota de niñez, de cuando no existían los contenedores específicos para recoger el vidrio: "En mi casa yo era la que llevaba las botellas a la tienda, pues eran envases retornables".