El CEO de la multinacional para los países mediterráneos manifiesta que "negar las realidades no ayuda a preparar el futuro correctamente"
Por si a los trabajadores les quedaba alguna duda al respecto de que los nubarrones siguen ensombreciendo el futuro de la planta de parabrisas de Saint-Gobain en Avilés, el CEO de la compañía para los países mediterráneos, Juan-Luc Gardaz, vino a ponerlo cristalino en una reciente videoconferencia en la que habló sobre el tema: "La inseguridad que había no ha desaparecido; al contrario, hay más incertidumbre hoy que ayer. En pocas palabras: negar realidades no ayuda a ofrecer perspectivas productivas para el futuro. Vamos a ver lo que pasa, pero habrá que hacer lo que haya que hacer y adaptarse a lo que son las evoluciones inevitables de este mercado en particular".
Gardaz se ha manifestado en estos términos días después de que finalizase el conflicto laboral –con huelga de 20 días incluida– suscitado por la pretensión de Saint-Gobain de aplicar un ERE que implicaba en principio el despido de 42 trabajadores avilesinos y que llegó a ser rebajado a la mitad. Finalmente la empresa retiró el ERE y la plantilla respiró aliviada, pero como el CEO señala "el negocio de Sekurit tiene, inevitablemente, que buscar vías alternativas para adaptarse a la situación de mercado y eso significa que va a tener que conseguir nuevas soluciones para problemas que lamentablemente no han desaparecido".
Respecto a la tensión vivida durante la negociación del ERE y la huelga convocada en paralelo en los centros de trabajo de Avilés y Arbós, Gardaz calificó la reacción de la parte social como "una pena", pues a su juicio la propuesta de la empresa era "bastante razonable, muy generosa y muy responsable de cara a corregir un problema estructural". Y añadió que "llegar a proponer un ERE en un grupo como el nuestro es una decisión muy seria y, evidentemente, la reacción [sindical y de los trabajadores] supuso una gran desilusión".
Gardaz aseguró que Saint-Gobain retiró su plan de despidos (tras minimizarlo) "porque no tenía sentido mantener la situación de bloqueo y perjudicar a otra parte de la actividad", en referencia a la paralización del resto de la fábrica de vidrio de La Maruca.
Preguntado finalmente por la previsión temporal de la compañía para reconstruir el horno de la fábrica de Avilés –pieza crucial del proceso productivo de La Maruca– antes del final de su vida útil, fijada hasta 2025, el CEO aseguró que "todavía no se está programando [la obra] porque hay tiempo". Y en cuanto a si se invertirá o no en la reparación del horno de Avilés, sus palabras fueron éstas: "Cuando un negocio cumple con lo que tienen que ser sus objetivos no hay razón de no invertir en el mismo. Eso significa que Glass tiene que demostrar –como hizo recientemente– su capacidad de obtener resultados. Repito: no hay ningún motivo para no seguir invirtiendo en un negocio que cumple con los objetivos mínimos".