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«Esto es verte en la calle: con hipoteca, un niño de catorce años y sin perspectivas»

 EL COMERCIO  25/06/2022

Parejas e hijos de trabajadores de Saint- Gobain ofrecen la imagen del problema familiar que hay detrás del ERE

El piquete de entrada a la fábrica de Saint-Gobain contó ayer con un refuerzo: parejas e hijos compartieron con los trabajadores tres horas de protesta en las que quisieron visibilizar que «detrás de los chalecos amarillos y de todos los huelguistas hay familias», como resumió Verónica Fernández Otero, presidenta del comité de empresa. La jornada comenzó con una asamblea informativa en la que los representantes sindicales trasladaron a los asistentes el estado de las negociaciones. Después, el protagonismo fue para los niños que convirtieron la zona en un patio de juegos con balones y otros juguetes que posteriormente dejaron paso a una barbacoa.

El ambiente era engañosamente festivo. El tinte lúdico lo imprimieron los menores, a quienes se intenta mantener al margen de una preocupación que algunos ya respiran en casa. Detrás de la aparente distensión, la reivindicación se palpaba. No se está para bromas porque, como señalaba Rubén Rojo, este conflicto «no tiene nada que ver con los que ha habido con anterioridad».

Rubén lleva quince años trabajando en la división de Sekurit, previamente había estado otros dos como eventual. Ayer le acompañaron en el piquete su mujer María y su hijo Diego, que se entretenía con otros críos de su edad mientras sus padres miraban con preocupación la entrada a la fábrica, esa que afronta ahora un expediente de regulación de empleo que afectaría, en principio, a 42 trabajadores. Si el número preocupa, el temor va más allá por lo que pueda venir detrás. Y los últimos tiempos en la compañía no parecen jugar a favor de la tranquilidad.

«Llevamos mucho tiempo viendo que esto va a menos y la planta de Marruecos va a más. No se entiende además que allí habiendo tenido unas pérdidas de nueve millones de euros (cinco más que aquí) hagan una fiesta en un club de campo todos vestidos de blanco, se pueden ver esas fotografías en las redes sociales», explica el trabajador.

A sus 43 años no es tan mayor como para acogerse a una prejubilación de las que se barajan en este tipo de negociaciones como salidas menos traumáticas de una plantilla, pero sí lo es para competir en un mercado que premia la juventud. «Trabajar en la industria no es un cuento de hadas. Sacrificas tu profesión. Yo arreglaba calefacciones, pero quise entrar en Saint-Gobain en busca de una estabilidad. Ahora, si me quedo en la calle, tendría que volver a estudiar, porque los conocimientos anteriores no son suficientes», plantea Roberto.

María, su mujer, es la que pone el acento en la complicada situación que se les vendría encima. Para ella esta crisis «es verte en la calle: con hipoteca, un hijo de catorce años y sin perspectivas de poder aportar». Lo dice porque ella está enferma, en silla de ruedas, y su pequeña pensión apenas es significativa en la economía familiar. «Además, en el caso de que nos ofrecieran irnos fuera (que es otra de las soluciones que sobrevuelan la negociación), nosotros no podríamos porque yo aquí cuento con unos apoyos familiares a los que, dada mi situación, necesito recurrir», añade.

La perspectiva que se le presenta a la pareja, en el caso de que la empresa siga adelante con el expediente de regulación de empleo, no parece muy halagüeña, por eso se han adherido sin pensarlo a la convocatoria de huelga. Una sombra de preocupación nubla sus caras, pero la presidenta del comité de empresa intenta mantener alto el ánimo. «No nos cuadra que no les resulten competitivas estas instalaciones cuando el mercado del automóvil parece ir al alza. Eso leemos en la prensa: la Ford en Almussafes fabricará nuevos vehículos eléctricos o de Mercedes en Vitoria», señala Fernández Otero.

El lunes, marcha desde La Maruca hasta la plaza de España

Los trabajadores de Saint-Gobain marcharán el próximo lunes desde La Maruca hasta la plaza de España, donde tendrá lugar un acto reivindicativo y se reunirán con miembros de la corporación municipal. Si esta semana recibieron la visita de los concejales de Cambia Avilés, ayer se acercaron sus compañeros de Podemos en la Junta General del Principado, Sofía Castañón, Rafael Palacios y Olaya Suárez. «Queremos demostrar nuestro respaldo a la lucha de trabajadores y trabajadoras están llevando a cabo. No podemos permitirnos ni destrucción de empleo ni que se acabe perdiendo la producción», señaló Castañón. Palacios añadió que se trabaja en la Junta en una declaración institucional de apoyo.